Ser de la Pureza


Hace unos de días (el 16 de octubre para ser exacto) recordé mediante un placentero y grato acto de remembranza, las memorias que todavía deambulan por mi mente respecto a los momentos que viví, por  más de 10 años, en la Pureza de María. Pensaba escribir respecto a estos, pero me surgió la mejor idea de ocupar mis palabras para definir exactamente lo que significa “ser de la familia de la Pureza”.

Me fue inevitable escribir en primera persona, después de todo creo que aún no me he alejado de esta familia. Espero que el lector purezeano lo lea con el mismo afán con que lo he escrito.

Ser de la Pureza implica ser sediento de aspiraciones y sueños. Desde lo hermanos menores de esta familia hasta los no tantos, anhelan un estimado propósito que forma parte de su proyecto de vida. Hay de toda variedad y estilos según la mentalidad de cada individuo, y estos pasan por pretensiones sentimentales (como desear una familia unidad) profesionales (como querer ser médico y por qué no, periodista) y por supuesto, espirituales. Hace casi un año, 86 jóvenes purezeanos emprendieron la lucha por esta meta, y se diferencian de otros guerreros de su generación al utilizar como armas en la vida, el ímpetu cristiano y la generosidad mariana.

Ser de la Pureza te facilita poseer un corazón franco y accesible a conmoverse. Las lágrimas son frecuentes entre nosotros, aún si alardeamos tener una coraza de acero en nuestro interior, una inflexible ante toda “cursilería”.  Aquellas rebeldes actitudes son sermoneadas constantemente por sabios consejos, muchos de ellos los despreciamos con un grosero gesto, sin embargo es casi ineludible tenerlo en cuenta para futuros actuares. Por cinco años, fui testigo de cómo mis compañeros refrescaban sus mejillas a través de consoladoras lágrimas, cuando eran enternecidos con un discurso bastante acogedor. En retiros, en misas o en otras celebraciones nos acordábamos de los momentos de reconciliación y del famoso perdonar “70 veces 7”.

Al ser de la Pureza, te adentras en un ambiente bastante propicio para cosechar verdaderas amistades. Se torna sencillo, sin importar como sea tu personalidad, encontrar a tu camarada del alma. Este panorama se ve beneficiado a ser el purezeano todavía un niño, es decir  un ser de lo más sincero y amistoso. Compartirse secretos, revolcarse mientras se juega fútbol o volleyball, ayudarse en las tareas, comprender los defectos y afectos, bromear inocentemente y platicar largos ratos, son algunas de las actividades que realizan los hermanos de esta familia. Incluso, los profesores también se suman a este parentesco al dejar de comportarse como la superioridad quien califica nuestro desempeño. Aquel maestro a quien le contamos nuestras confidencias con el fin de remediar  nuestro opresor silencio, se convierte en un leal amigo. Los problemas con nuestros padres, las inseguridades que tenemos y los problemas con el novio o novia son temas frecuentes en este tipo de pláticas.

Ser de la Pureza nos envuelve con un espíritu festivo, entendiendo por fiesta toda celebración reconfortante y realmente armoniosa. Siempre  se encuentra motivo para festejar, y ¡vaya que los sabemos identificar! Hechos como estar lleno de vida, contar con grandiosos amigos y familiares, y poder ser esforzados estudiantes, no son ignorados por nosotros en el reconocimiento de los motivos de júbilo y satisfacción. Una sonrisa sincera, una oración bien meditada y un buen trato al prójimo es lo que utilizamos para manifestar nuestra carácter motivador.

Y por último, ser de la Pureza, nos acerca al amor de Dios. Cuando una Hermana nos dirige unas palabras afectuosas o cuando un amigo se preocupa por nuestro mal, Jesús se manifiesta en tal acto. Tratamos de estar oídos atentos a las enseñanzas sobre su misión y el amor que nos tiene,  y luego, nos proponemos manifestar esos  afectos con los demás, aunque muchas veces no lo consigamos. Estamos claro de las maravillas que Dios y su madre hacen por nosotros.

Ser de la Pureza significa bastante, no obstante para unos significa más y para otros menos, eso dependerá de cuán entregado está tu corazón a los preceptos cristianos y marianos. Para ustedes ¿qué significa ser de la Pureza?

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