Criticar con lupa en mano

A la hora de criticar, te recomiendo usar más el espejo que la lupa” escribió Axel algunos días atrás  en su cuenta de Twitter (http://twitter.com/#!/AxelOficial). Para quien no lo conoce, él es un compositor, un músico y pensante argentino. Tras haber leído esta corta frase, pensé de inmediato en cuantas veces, los humanos, cometemos este error con tanta frecuencia y normalidad. Incluso, caigo en riesgo de cometer tal equivocación sí pretendo señalar a quien detalla, hasta con buscador de huellas y señas  invisibles,  los defectos de otra persona. Criticar a quien critica me convierte en un criticón. Reprender el defecto de aquel que se equivoca está presente desde el reproche a un futbolista por fallar un disparo hasta condenar el fallo de alguna celebridad. A este tipo de cuestionamientos le suelen acompañar unos cuantos insultos con su respectiva vulgaridad. Es insólito que nos creamos tan perfectos para que seamos tan desalentadores.


No se trata de brindar un discurso moralista que invite a eliminar las críticas, sino todo lo contrario, éstas deben ser vistas como un buen instrumento que permite la superación de caídas y perfeccionamiento de habilidades, por supuesto que este resultado se obtiene solo cuando se aplican en uno mismo. Estoy seguro que si volteamos la mirada de juez sobre nosotros, encontraremos suficiente defectos para calmar nuestra ansiedad. ¿Por qué nos esmeramos tanto en tratar de remediar el comportamiento de alguien más, si ni siquiera somos capaces de reparar nuestros males?

Existe un largo puente de diferencia entre las críticas y los señalamientos inocentes. Las mismas “críticas constructivas” son una manera de disfrazar todas esas palabras mal sonantes, y esos adjetivos descalificativos; son una forma de disimular la destrucción hacia el otro. “Te lo digo a manera de crítica constructiva” suelen decir los hipócritas luego de brindar todo un sermón sobre cuánto detesto tus equivocaciones, y como deseo que las elimines para que dejen de perturbarme.  Por el contrario, para indicar de manera comprensiva y reconfortante, un mal actuar se debe obrar de lo más pasivo y acogedor. Por supuesto, antes de cometer esta acción se debe verificar que tan apto es uno para hablar del tema. “¿Soy acaso un ciego malhechor que hace lo mismo?” debemos preguntarnos. En nuestra mente y voluntad debe estar la intención de ayudar al otro, nuestro tono de voz debe estar por lejos del sarcasmo ofensivo y ha de afinar un consuelo motivador. Todo esto se resume en que seamos consejeros y no condenadores.

Termino este texto de la misma forma que lo comencé, es decir, con unas palabras que el mismo Axel publicó en su cuenta de facebook (https://www.facebook.com/AxelOficial). EL objetivo es remarcar la importancia de ser “ojos abiertos” ante lo que proyecta nuestra imagen en el espejo de las críticas. “Procura que las cosas que te molestan de otros, no sean en realidad, reflejos de tus defectos que no logras o no quieres ver”.

1 comentarios:

Principito dijo...
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