Lo celebran siendo periodistas

Hace  128 años, en Granada, cuando la pluma y el papel todavía se combinaban en la creación de majestuosas obras de artes, Rigoberto Cabezas, General representante del patriotismo puro, y Anselmo Rivas, intelectual formado en las bibliotecas, consiguieron que “El diario de Nicaragua”, periódico bajo su dirección, fuese el primer diario que, en toda la historia del país, circulará con el fin de informar y de entretener.

La trascendencia del logro, de este par de pioneros del periodismo nicaragüense, es tal que a más de un siglo de ese 1ro de marzo de 1984 –fecha en que según los historiadores fue publicado la primera edición de este diario- aún se recuerda este hecho en el Día Nacional de Periodista.  Aquel fue el comienzo de una pasión que aún continúa sintiéndose, y que presenta muchos capítulos pendientes.

Resulta inspirador imaginar el contexto en que Cabezas y Rivas comenzaron a escribir “El diario de Nicaragua”; más cautivador sería figurar la manera en que celebraron su destacado aporte a la democracia y al periodismo nicaragüense.

 Lo más probable es que tras concluir la fase de redacción y de publicación, sonrieron al sentir la satisfacción por una meta alcanzada, y de inmediato, pensaron en el esfuerzo que se les aproximaba, se preocuparon por la gente que les leería en el mañana. Una puerta se cierra, otra se abre: así es en esta labor. Su entusiasmo y talento debió prevalecer en la edición del día siguiente, y en el posterior a ése, y en el próximo, y así sucesivamente. De no ser así, su legado no sería pieza clave en la historia de la prensa nicaragüense.

 Esa fue la celebración de ambos aquel primero de marzo: reflexionar sobre la forma en que se perfeccionaría la profesión, interesarse en la opinión de la gente y tratar de mejorar la credibilidad política. Es conforme a este actuar que deben ser guiadas las actitudes periodísticas del presente.

También hay Cabezas y Rivas en este siglo

Hoy, en este siglo XXI, tiempo en que las grabadoras, los ordenadores, la señal de internet, las cámaras fotográficas, las videocámaras, los micrófonos, los equipos de alta frecuencia y los desarrollados sistemas de imprenta contribuyen al ejercicio del periodismo, surge la misma interrogante de cómo celebrar el hecho de ser periodista. Aunque los instrumentos para ejercer esta profesión han ido cambiando, la alegría con que ésta se practica no debe alterarse.

Para Xiomara Laguna, coordinadora del Proyecto Desarrollo de las capacidades del periodismo nicaragüense, el orgullo por ser periodista ha de manifestarse en la reflexión continua, tanto a nivel individual como colectivo.
“El gremio periodístico debe celebrar este primero de marzo tratando de ejercer la profesión con dignidad, con respeto a su público, y sobre todo, tratando de crear un producto de calidad”, afirmo Laguna, quien, tras una destacada trayectoria en los medios audiovisuales, decidió contribuir con la Universidad Centroamericana (UCA) en la producción de sus propias unidades independientes de comunicación.

Álvaro Navarro, periodista audiovisual de la revista televisiva Esta Semana, también considera que el Día Nacional del Periodista es un momento clave para la valoración personal. “Este día (primero de marzo) debería ser una ocasión para ver hacia atrás y reflexionar sobre lo que hacemos bien y sobre los errores que podemos cometer, para luego superarlos”, señaló Navarro, graduando en Filología y Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN).

A este par de posturas se le suma la percepción de Octavio Enríquez, redactor del semanario digital Confidencial, quien durante su trayectoria periodística ha recibido variedad de reconocimientos por sus investigaciones. “Uno celebra -todos los días- con su trabajo, nada más. Yo reflexiono en cada línea que escribo, y también, después de publicada la historia si lo que se hace es útil a sus lectores, si les informa, si los forma, si los divierte”, aseguró

Que la gente también celebre

 No obstante, el Día Nacional del Periodista no solo vincula a los practicantes de esta profesión. También involucra a todos aquellos quienes les leen, les escuchan y les observan, es decir, a la gente. Sin ellos, el periodismo no existiría, pues son ellos quienes interactúan con los mensajes, con las reflexiones, con los análisis, con la información.

Tanto Laguna como Navarro, comentaron sobre la actitud de reacción de  la gente ante la labor periodística que aprecian. “La gente debe criticar, que demanden  medios (de comunicación) comprometidos con lo ético, con el respeto de las personas con una línea editorial consecuente al desarrollo y las necesidades del país”, indico Laguna, quien también considera que la audiencia no debe actuar como cómplice de la información mediocre y amarillista.

Por otro lado, Navarro se refirió sobre la percepción positiva que debe poseer la gente al presenciar un trabajo periodístico esmerado y humano. “Quisiera que los ciudadanos respeten y reconozcan nuestro trabajo, no porque tengamos una opinión similar, sino porque lo hacemos bien”, afirmo.

Es notable que en la visión de trabajo de Laguna, de Navarro y de Enríquez, está presente el espíritu periodístico de Rivas y Cabezas. Son ellos digno ejemplo del entusiasmo, de la determinación, del esfuerzo y de la preocupación por la gente. Ellos seguirán siendo periodistas durante el primero de marzo: pensaran en su plan del día, se esforzarán por presentar un excelente trabajo, y al final del día, seguirán con deseos de mejorar en el mañana.

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