Un feliz año implica 365 días en búsqueda de alegrías


Con la llegada de un nuevo año, es inevitable sentirse invadido por aquel optimismo y motivación que incita a superar todo aquel mal comportamiento presente en el último trazo de vida. En base a esto, es como surge lo que se conoce como metas personales y los objetivos de año. Cada una de ellas variará en dependencia, por supuesto, de la personalidad del individuo y del panorama que le envuelve. El desafío, claro está, es luchar por la realización de cada una de ellas. El aprovechar al máximo las virtudes y los dones con los que cuente cada ser, será necesario para obtener la satisfacción personal, y, si en esta aventura se va alimentando cada uno de esas cualidades positivas, la complacencia con uno mismo es más gratificante.
No existe un modelo a seguir para el planteamiento de las metas. Tampoco es una ley que el primero de cada año, la lista de tareas pendientes esté definida y de lo más clara. El deseo por un cambio puede llegar en cualquier otro momento del año. De igual manera ocurre con el momento dedicado a la reflexión. Puede que sea un 8 de mayo, un 10 de agosto o un 23 de octubre, cuando uno sienta las ansias por conseguir su elemento y/o estado anhelado.
No hay dudas de que la felicidad es el estado a alcanzar. Por ello, las metas y los objetivos deben ser planteadas en función a ser feliz, y en el caso de ya serlo, a adquirir todavía mayor ventura. En esta vida, siempre habrá oportunidades para sonreír con mayor encanto. Metas como adelgazar, cambiar de vestuario, pertenecer a un determinado grupo social y volverse más popular en la escuela, deben estar en un último plano, ya que estas no traerían consigo una verdadera dicha. Después de todo, es la alegría absoluta por lo que se debe luchar en esta vida. Un combate en donde se tendrá batallas en cada día a día, y las armas que han de utilizarse para triunfar serán los sentimientos de la esperanza, del valor, de la bondad, de la sinceridad, del amor, de la amistad…
El luchar contra las manecillas del reloj no es del todo correcto, ya que de esta manera, surge la presión, la decepción y el estrés al no cumplir tales metas en un determinado tiempo. No hay que obsesionarse con la idea de ser feliz, de ser así, se atraerá todo lo opuesto: la desesperación, la frustración, la tristeza y el miedo. A Dios le agrada que cumplamos nuestros sueños y aspiraciones, y es por ello, que siempre nos regala un mañana para luchar por ellos, siempre y cuando manifestemos entusiasmo e interés en nuestro actuar. Quizá en este comienzo de año tengamos las mismas metas que hace un año nos propusimos, o es probable, que en el 2013 los objetivos que ostentemos sean los mismos del 2012. De ser así, no lo tomemos como un fracaso, sino como un triunfo, al continuar todavía con esperanzas de luchar por nuestros anhelos. Para algunos alcanzar la felicidad puede llevar un día, para otros puede tomarse más de 365.
La manera en que se emprenda esta aventura es distinta tanto en uno como en otros, pues el bienestar de uno en ocasiones no es el bienestar de otros. Aunque, vale aclarar que la felicidad en solitario no existe, puesto que esta siempre vendrá compartida. Tan mágica es esta emoción que tiene la habilidad de expandirse con facilidad entre los amigos.

Para Ale, estudiante quien cursa sus últimos meses en la Universidad y quien está a punto de ser por primera vez mamá, su felicidad está vinculada con los sentimientos del amor conyugal y del materno. “Mi felicidad se basará en tener un trabajo estable, una buena relación tanto con mi familia como con mi futuro esposo, y poder lograr cada uno de los objetivos que me proponga en el año, por más pequeños que sean, y sobre todo, que mi beba tenga todo lo que necesita, y sobre todo, amor”, fue lo que dijo al preguntarle sobre sus metas en este 2012.

Para el bien suyo, todo este que ha mencionado le traerá lo que realmente desea: ¡Ser feliz! Del mismo modo, su bienestar también se expenderá a otros y otras: a su hija, su hermano, su pareja y su madre. “Hasta lo imposible haré… no voy a darme por vencida ante nada”, dijo Ale, al referirse sobre qué haría para conseguir su feliz año. Tengo la certeza de que cumplirá sus metas y objetivos, pues su entusiasmo, su bondad y su esperanza le delata. Su espíritu de lucha es notable.

Por otro lado, los objetivos de Alisson, estudiante quien en este 2012 cursará su último año en la secundaria, son de otra índole, aunque de igual forma están vinculados con los deseos de superación interna. El aprendizaje es otro de los medios que te permite llegar a ser feliz. Como se ha dicho, los factores de la edad, el sexo, la personalidad y el entorno social hacen variar la planeación de metas. “Pues, bachillerarme con un buen promedio y entregar pabellones por Excelencia Académica, si Dios quiere; estudiar muchísimo para mi examen de admisión en la Universidad (tal vez en la Unan, Leon) y pues tratar de clasificar en mi primera opción (Medicina)”, fueron sus palabras al interrogarle sobre  cuál será su felicidad en este año que ha recién empezado.

Así como ha hecho Alisson, todos debemos ser precisos en los detalles que harán posible nuestra meta. He aquí donde tienen lugar los objetivos (que serían los pequeños pasos que harían posible el recorrido de nuestro trayecto) y los instrumentos (es decir, aquellas habilidades y actitudes que serán trascendentales en el cumplimiento de lo deseado). Según el análisis apropiado de este par de elementos, será más viable cruzar la meta.

“Me voy a esforzar muchísimo, enfocarme únicamente en mis clases, y no distraerme con ninguna cosa”, concluyó Alisson. Ante esto, el esfuerzo ocuparía el papel de un instrumento, mientras que el enfocarse en las clases sería uno de sus objetivos. A esto le agrego que su motivación y sus habilidades intelectuales, también formarían parte de su arsenal. Con tales elementos a su favor, no dudo que llegue a conseguir su meta.

Ahora, es el turno de hablar de las metas de este principito. El seguir en búsqueda de la felicidad y del estado de paz, es la principal (y creo que la única). Para ello, continuaré haciendo todo aquello que me trae alegrías y aprendizaje. El seguir escribiendo en este diario, con la intención de aumentar mis virtudes y tratar de construir un mundo mejor, ayudará a mi causa. El compartir con mis amigos y mis amigas la diversidad de emociones que ofrece la vida, será otros de mis objetivos. El identificar a Dios en cada uno de mis semejantes y de mis acciones, será un pieza valiosa en la construcción de mi bienestar. El eliminar los tantos defectos que me hacen actuar contrario a un principito, me permitirá ser un mejor hijo, un mejor hermano, un mejor compañero, un mejor estudiante, un mejor soñador…

 Son muchos los objetivos que debo cumplir para llegar a mi anhelada meta; conforme continúe escribiendo en este diario, los iré descubriendo con mayor claridad. Espero que en este año continúe construyendo, con quienes comparto estas palabras, una envidiable amistad. Deseo, que cada uno de ustedes, disfrute de ¡Un feliz año!, disfruten 366 días (al ser un año bisiesto) alegres.

Me despido compartiéndoles una de las canciones que estuvo sonando en mi mente durante todo el primero de enero (y seguiré escuchándola el resto del año). Se trata de una composición de Chespirito, en donde nos regala la clave para ser verdaderos campeones. Yo, segundo a segundo, trato de tener muy en cuenta su reconfortante mensaje.

Campeón 


Si alguna vez has querido, llegar a ser un campeón,
jamás te des por vencido, puedes hacerlo, pon mucha atención.
Tan solo se necesita luchar con fe, siempre con fe.
Si quieren más detalles, síganme los buenos, síganme los buenos y les contaré.

Con alegría vivir... "vivir".
Con entusiasmo luchar... "luchar".
Hacer las cosas de veras con el corazón.
Con toda el alma querer... "querer".
Con entusiasmo probar... "probar".
Solo con fe te podrás convertir en campeón.

No hace falta la suerte, ni la recomendación;
No hace falta ser fuerte, ni grande, ni guapo de gesto matón;
No hace falta en resumen, ser Goliat, ni ser Sansón.
Si quieren más detalles, síganme los buenos, síganme los buenos, pongan atención.

Con alegría vivir... "vivir".
Con entusiasmo luchar... "luchar".
Hacer las cosas de veras con el corazón.
Con toda el alma querer... "querer".
Con entusiasmo probar... "probar".
Solo con fe te podrás convertir en campeón.

(Roberto Gómez Bolaños)



4 comentarios:

David del Bass dijo...

Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!

Principito dijo...

¡Muchas gracias, David, por la gentileza de tus palabras! Igual te deseo muchos días felices en este año, y por supuesto, seguimos al contacto

Arnedo dijo...

Hola,

A mí también me han gustado las ideas que presentas; estoy especialmente de acuerdo en "la felicidad en solitario no existe, ".

Existe demasiado individualismo en occidente: quizá no necesariamente vinculado al egoísmo: pero sí a la competitividad y al miedo. Por otra parte, nos estresa la lucha por el éxito, no por la supervivencia... Se pueden decir tantas cosas sobre este tema... :)

Os invito a echar un vistazo sobre otras reflexiones más sobre la felicidad en el enlace siguiente; van en la misma línea que lo que he leído aquí,

Un saludo y gracias por compartir ideas tan bonitas :)

Jose

http://josearnedo.blogspot.com

"The good life is one inspired by love and guided by knowledge"

"La evolución moral de occidente ha sido mucho menor que la material"

"Toda sociedad da por supuesto que sus pautas de conducta son naturales y buenas" [...]

Principito dijo...

Gracias, José, por animarte a comentar. Gracias igual por sugerirme tu sitio. De indmediato lo visito. Espero que nos sigamos leyendo. :D

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